
La vida es para hacer milagros…La vida no es para sentarse esperando que Dios haga milagros espectaculares, no es para limitarse a confiar en que Él resuelva nuestros problemas, sino para empezar a hacer ese milagro pequeñito que Él puso en nuestras manos, el milagro de querernos y ayudarnos. ¿Es que será más milagroso devolverle la vista a un ciego que la felicidad a un amargado? ¿Más prodigioso multiplicar los panes que repartirlos bien? ¿Más asombroso cambiar el agua en vino que el egoísmo en fraternidad?
Si los hombres nos dedicásemos a construir milagros pequeñitos la mitad del tiempo que invertimos en soñar los espectaculares, seguramente el mundo marcharía ya mucho mejor.
Y el milagro de amar pueden hacerlo todos, niños y grandes, pobres y ricos, sanos y enfermos.
(José Luis Martín Descalzo: «Razones para el amor’.)










