Hace dos años, del Seminario Mayor de Santiago, nos asignaron un seminarista para ayudarnos en la parroquia. Así llegó Brais a nuestras vidas y durante todo este tiempo ha formado parte de nuestras celebraciones y catequesis, nos ha alegrado con su sonrisa y su guitarra y nos ha enriquecido con su espiritualidad y la madurez de su fe.
Ya es momento de que emprenda nuevos caminos de formación y el sábado 20 de junio, en la comida fraternal de fin de curso de los grupos de voluntarios, le rendimos un sencillo y afectuoso homenaje.
Siempre estará en nuestro corazón y oramos por él para que llegue a ser un gran sacerdote.
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