Monseñor Fulton Sheen, el popular apóstol americano, llegó a hablar a un público enorme incluso por televisión. Después de haber hecho una impactante conferencia en Nueva York, se le acerca una simpática señorita que le dice:
– “Perdone, reverendo, pero a mí me parece que su religión es un puro formalismo: todo se reduce a murmurar siempre las mismas oraciones ( especialmente el rosario), de forma que con la monotonía, pierden su significado”.
Mientras tanto se había acercado un joven, así que el obispo preguntó a la señorita:
– “¿Quién es este señor?”
– “ Es mi novio. ¿ Por qué lo pregunta?”
– “ ¿Le ha dicho usted alguna vez que lo quiere?”.
– “ Naturalmente que sí”.
– “ ¿Se lo dijo la semana pasada, tal vez hace dos días, ayer por la noche?”
– “ Por supuesto; ¿ y eso que tiene que ver?”
– “ ¿No cree usted que si usa siempre esas mismas palabras, hoy, ayer, mañana…terminarán siendo una cosa monótona sin significado?”.
La respuesta de la joven fue un silencio elocuente.