Espera vigilante
Señor, te invocamos
y te gritamos ¡que vengas!
Pero nuestros gritos salen
de un corazón pobre y débil.
Señor, a lo mejor vienes
y nos hemos ido,
como necios,
como los que se cansan de vigilar
y de esperar.
Danos, Señor,
fuerzas para permanecer
a la espera de tu venida
para abrirte la puerta,
cuando llames.
Así podremos sentarnos a tu lado
y escuchar las palabras del Padre
que Tú quieres comunicarnos.
Adviento
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