Empiezan los días grandes, los días santos,
los días de la presencia densa de Dios,
los días en que nuestro Señor Jesucristo
dio las más hermosas pruebas de su amor.
Debemos escuchar cada una de sus palabras,
contemplar sus gestos, sus detalles,
porque es lo más importante que ha sucedido al mundo.
Palabra y hechos admirables
que rompen nuestros moldes límites
y los abren al aire puro de la vida.
Contemplemos el amor de un Dios que se empobrece
para enriquecer a toda la humanidad,
de un Dios que sufre hasta la muerte
para darnos vida a todos.
Contemplemos también cómo la muerte fue vencida,
pues su amor es más fuerte que la muerte.
Vive santamente estos días,
inmerso en Dios.
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