“Discutir” sirve tan sólo
para mover el aire.
“Actuar”, en cambio,
requiere calma y concreción.
Nunca se ha hablado tanto
como en nuestra época.
Jamás una avalancha tan imponente
de palabras vacías, inútiles y sin sentido,
había caído sobre la gente.
Todos quieren “ participar”.
Pero pocos tienen algo que decir,
porque pocos son capaces
de alcanzar el silencio
y el esfuerzo necesarios
para la “ reflexión”.
“ Señor,
ayúdame a no abrir la boca
antes de saber
lo que tengo que decir. Amén.”
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