—La imagen de la Virgen
Un día un misionero viajaba en un tren japonés de alta velocidad. En un momento, del breviario que iba leyendo, se le cayó al suelo una estampa de la Virgen. Un niño, que estaba sentado enfrente del sacerdote, se inclinó y la recogió. Lleno de curiosidad, le preguntó al misionero: “ ¿ Quién es esta señora tan guapa?”.
El misionero, cogido por sorpresa, le respondió: “¡ Es mi madre!”.
Entonces el pequeño miró la cara del sacerdote y luego la de la estampa y dijo: “ ¡No os parecéis mucho!”
El misionero sonrió y le dijo: “ Te aseguro que toda la vida estoy intentando parecerme a ella, ¡ por lo menos un poco!”
El gavilán y la vaca
Durante la entrada en Venecia del futuro papa Juan XXIII, como patriarca, mientras el solemne cortejo abría camino a la góndola de honor, un gavilán en vuelo rasante le ensució la púrpura. Pasmo entre los asistentes. Pero él dijo sonriendo: “¡ Sería mucho peor si volaran las vacas!”.
Es un ejemplo de pensamiento positivo.
( Ambos relatos recogidos de “La tienda del alma” de Pino Pellegrino)
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