
Era el mejor profesor de toda la escuela. No solo competente, sino también sabio. Se le podían hacer preguntas de todo tipo: a todas daba una respuesta.
Una vez un estudiante le preguntó: “Profesor, ¿cuál es la cosa más fácil que se puede hacer?”
El profesor respondió: “Aplastar un gusano”.
El estudiante continuó: “¿Y cuál es la cosa más difícil?”.
El profesor: “¡Reconstruir el gusano que has aplastado!”.










