Una vez un ateo fue a ver al maestro para ponerlo a prueba. Le dice:
“¡Yo daré al maestro cien monedas de oro si sabe decirme dónde habita Dios!”.
El maestro respondió sin inmutarse: “¡Yo daré doscientas monedas de oro a quien me ha hecho esta pregunta, si sabe decirme dónde no habita!”.
Debe estar conectado para enviar un comentario.