
Alfonso III de León lanzó el mensaje religioso y político en el año 906, lo dirigió “al clero y al pueblo de Tours”.
Con el descubrimiento de la tumba del Apóstol Santiago, el mundo cristiano de Occidente se pone en movimiento hacia Compostela; al igual que ya existían peregrinaciones a Jerusalén para conocer y conquistar la Tierra Santa de Jesús, y a Roma, para visitar la tumba del primer sucesor de Cristo, S. Pedro.
Lo hacen de distintos puntos de Europa entera y vienen a pie o a caballo. Los dos puntos más importantes de conjunción de los caminos europeos entran a la Península o bien por Canfranc (Huesca) o por Roncesvalles ( Navarra); estos caminos se unen en Puente la Reina ( Navarra). A este camino, debido a la afluencia de peregrinos franceses, se le denominó el Camino Francés.
Cruza Navarra, La Rioja, Burgos, Palencia, León, Lugo y su final es Santiago de Compostela, aunque muchos seguían hasta Finisterrae, el Fin de la Tierra o Fisterra.
(Continuará)

Debe estar conectado para enviar un comentario.