El dedo

         Una vez, durante la clase, un alumno hizo notar al profesor:

“Cuando usted reprende a alguno, nunca le apunta con el dedo. ¿Hay algún motivo?”

         El profesor respondió: “No apunto con el dedo porque, cuando lo apunto contra alguien, tres dedos de la mano quedan apuntando contra mí. Como un autogol”.

         Antes de escandalizarse por la paja que hay en los otros, es de sabios pensar en la viga que hay en mí (cf. Lc 6, 41-42).

(Pino Pellegrino: La tienda del alma. Paulinas)

Acerca de Parroquia de San José de A Coruña

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