
Cuando se piensa en los pobres, se lamenta automáticamente su carencia de alimento, vestido y hogar. Pero se alude menos a la sordidez del ambiente y la fealdad del entorno. Parece olvidarse que la belleza va de la par con la verdad y la bondad. Son los tres ejes de la vida humana normal.
El Maestro le dijo a un asistente social:
- Me temo que estás haciendo más mal que bien.
- ¿Por qué?
- Porque únicamente subrayas uno de los dos imperativos de la justicia.
- ¿A saber…?
- Que los pobres tienen derecho al pan.
- ¿Y cuál es el otro?
- Que los pobres tienen derecho a la belleza.
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