El ciego y el paralítico

Cuenta una leyenda que en una ciudad de Asia había dos desgraciados, tullido el uno, el otro ciego, y pobres los dos. El paralítico, tendido sobre un jergón en plena vía pública, sufría sin ser compadecido, doble era el sufrimiento. El ciego, a quien todo molestaba, se hallaba sin guía, sin sostén, sin tener siquiera un perro para amarle y conducirle. Cierto día ocurrió que el ciego, a tientas, llegó a una esquina y se halló junto al inválido; oyó sus gritos, quedó profundamente conmovido. No hay más que los desgraciados que se compadezcan mutuamente. “ Yo tengo mis males – le dijo-, y tú tienes los tuyos: unámoslos, hermano; serán menos terribles.” “ ¡ Ay! – dijo el tullido-, ignoras, hermano, que yo no puedo dar ni un paso; y que tú mismo no ves nada. ¿ De qué nos servirá unir nuestras desgracias?” “ Escucha – repuso el ciego-: entre los dos poseemos todo lo necesario; yo tengo piernas y tú un par de ojos: yo te llevaré a cuestas y tú serás mi guía. Tus ojos dirigirán mis pasos inseguros y mis piernas, a su vez, irán donde quieras. Así, sin que jamás nuestra amistad decida quién de los dos tiene mayor utilidad, yo andaré por ti y tú verás por mí”.

Acerca de Parroquia de San José de A Coruña

Misas: Lunes a sábado a las 19:00 h. Domingos y festivos a las 10:00 h. y 12:30 h.
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