“Soy cristiano a medias cuando me quedo indiferente y frío ante la obra de la Iglesia, cuando mis opciones son irracionales o indecisas. Cuando soy – por decirlo vulgarmente- un cristiano veleta, cobarde, miedoso de comprometerme, que teme complicaciones y las derrotas, muy hábil y dispuesto a pactar con el mal, cuando no me atrevo a decir la verdad.
Soy cristiano auténtico cuando mi opción se orienta sólo hacia el Señor, cuando le temo, solamente a Él y su juicio, cuando acepto ser calumniado, injustamente acusado, odiado, rechazado, cuando rehúso comprometerme con los tejemanejes del mundo, cuando mantengo el alma valiente, una fe ardiente y una caridad heroica.
Si no lo soy cien por cien, mi título de cristiano atraerá más odio contra Cristo y la Iglesia, de hecho sólo seré un falso mensajero”.
Debe estar conectado para enviar un comentario.