María, tú conservabas la Palabra de Dios
meditándola en tu corazón.
Tú fuiste tras Jesús, buscándolo,
cuando se perdió
y lo encontraste en el templo.
Ayúdanos, María, a encontrar a Jesús,
a quien buscamos en esta vida.
Enséñanos a meditar su palabra
y guardarla en el corazón.
Enséñanos a dejarnos invadir
por esa Palabra que interpela siempre.
Enséñanos a hacer la voluntad de Dios.
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