La Cuaresma es la preparación a la Pascua, en la que se celebra la victoria de Jesús sobre la muerte, es decir, su resurrección. Esa preparación dura cuarenta días, de ahí el nombre de Cuaresma.
La Iglesia nos recuerda que esa preparación es un camino que debe llevarnos a una sincera conversión:
“Señor, me dices:
“cuando ayunes, perfúmate, para que nadie lo note;
y el Padre, que todo lo ve,
te recompensará”.
No es la tristeza,
ni las largas caras lo que a Ti te gusta.
Tú eres Dios de corazones.
Tú estás acostumbrado a leer en secreto.
Tú no quieres apariencias,
a Ti te gusta la conversión verdadera.
Mi corazón quiere repetir sin tardar:
aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Aquí estoy, Señor”.
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