
Juan XXIII hablaba a un grupo de paracaidistas .De pronto, con chispa, les dijo:
- Hijos míos, no quisiera que, a fuerza de dejaros caer del cielo, olvidarais la manera de subir a él.
“Hemos sido creados para amar y servir a Dios en esta vida y después gozarlo en la eterna”.
Un biógrafo de San Juan Bosco escribió: “Imaginaos a Don Bosco caminando por la calle, lleno de deudas y preocupado de cómo lograr dinero para alimentar, vestir y educar a los cientos de muchachitos que acogía en su Oratorio. Si de repente uno le preguntara: ¿A dónde va, Don Bosco?”, él respondería espontáneamente: “ Al paraíso”.
Esa era su gran preocupación: llegar un día al cielo y llevar con él a miles y miles de chicos. Ante problemas y dificultades repetía: “Un cachito de cielo todo lo arregla. Os espero a todos en el paraíso”.
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