El aliento

         Una vez a un señor le dieron ganas de ir a curiosear el sótano de su casa. Entre otras cosas encontró una vieja colchoneta hinchable, aquella con la que había jugado tantas veces siendo niño. La levantó y, para su sorpresa, se dio cuenta de que no estaba del todo deshinchada: la colchoneta había conservado el aliento del padre que, treinta años antes, se la había hinchado para divertirlo.

         El aliento de los padres no se pierde, sino que permanece durante toda la vida.

         El escritor alemán Johann Paul Friedrich Richter sostenía que “las palabras que un padre dice a sus hijos en la intimidad de la casa, de momento nadie las oye, pero al final, su eco alcanzará a los descendientes”.

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