
El sacerdote y periodista Javier M. Suescun, recoge en un libro (“ Me aburro en Misa”, ed. San Pablo,2000) las razones que le dio a un joven para ir a Misa. Le escribió seis. Pueden ayudarnos.
Segunda razón: La Misa no es un invento de la Iglesia que puede cambiar con los tiempos.
En nuestra fe hay aspectos que son esenciales y otros accidentales o secundarios. Los esenciales nacen directamente del pensamiento, de la voluntad de Jesús. Los accidentales son concreciones de la Iglesia para un tiempo determinado; pueden variar como cambian los tiempos y las costumbres.
La Misa no es una creación de la Iglesia, como pudiera ser la norma de abstenerse de carne durante los viernes de cuaresma, o guardar ayuno en determinadas fechas del año. Procede directamente de Jesús. Recuerda los textos de la primera Carta de San Pablo a los corintios y del evangelio de San Lucas, que tantas veces vengo citándote: “Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía”:
Jesús quiso explícitamente que sus discípulos tuviéramos encuentros periódicos para hacer memoria de su estancia entre nosotros, de su vida, muerte y resurrección.
No lo olvides. Que nadie te engañe con patrañas sin fundamento.
(Continuará)
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