
El sacerdote y periodista Javier M. Suescun, recoge en un libro (“Me aburro en Misa”, ed. San Pablo,2000) las razones que le dio a un joven para ir a Misa. Le escribió seis. Pueden ayudarnos.
Sexta razón: la Eucaristía nos alimenta y fortalece.
Todos nos cansamos y vamos perdiendo fuerza en el camino de la vida. Nuestras energías van perdiendo vigor. Necesitamos descansar, comer y fortalecernos.
Quien no come se debilita y, si persiste en su decisión de no comer, se muere. Quien no come el Pan que nos da Jesús no tiene fuerza para seguirle, y si sigue sin comer, perderá su fe o vivirá en una permanente anorexia.
Para seguir a Jesús con alegría y con frescura, necesitamos comer el Pan que Él nos da; periódicamente, no de vez en cuando; no, exclusivamente, cuando nos apetece.
La vida, en ocasiones, también nos golpea y hasta nos deja fuera de combate. Necesitamos que alguien reanime nuestras piernas y nos levante, que alguien conforte nuestra vida encogida, tras las bofetadas recibidas en la semana.
- ¿Te vale alguna de las razones para convencerte, al menos mentalmente, de que no se puede vivir sin Eucaristía? Sin convicciones no hay voluntad.
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