
Cuenta una madre: «Había ido con mi niño de dos años a ver a la abuela y, mientras estábamos allí, llegó un hombre de una empresa de «catering» a llevarle la comida. Después de haberme hecho los cumplidos por mi niño, el hombre añadió que él tenía ocho hijos.
Yo exclamé: «!Ocho hijos! ! Quiero tanto al mío que no me puedo imaginar que se pueda dividir este amor por ocho!»
El hombre respondió: «Señora, el amor no se divide: ¡se multiplica!»
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