La Misa empieza con una procesión, toda la comunidad de pie y cantando.
– La procesión quiere recordarnos que los cristianos somos un pueblo peregrino que camina en la vida hacia Dios y nos invita a pasar del altar de la tierra al altar del cielo.
– Nos ponemos de pie como signo de reverencia. Con este gesto queremos mostrar que somos una comunidad reunida por el Señor para dar culto.
– El canto de entrada une las distintas voces en un solo coro en el Espíritu y nos prepara para entrar en el misterio de la celebración.
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